lunes, 16 de noviembre de 2009

Entrevista a Carlos Manuel Acuña.


Usted escribió mucho sobre la década del 70. ¿Qué nos puede decir de esa década tan violenta en la República Argentina?

Yo lo que le puedo señalar es que es uno de los momentos más trágicos de la Argentina moderna pero que no respondió a un problema local sino que formó parte de un proceso regional y de un proceso mundial que viene a coincidir con la existencia de un mundo bipolar por ese entonces, donde eran Moscú y Washington las respectivas capitales de dos mundos completamente antagónicos, que una vez constituido el muro de Berlín se convierte en lo que dio en llamarse la Guerra Fría, es decir, se desarrolló una confrontación fuera del territorio de los dos principales contendientes y la Argentina le tocó en suerte ser uno de esos territorios.

¿Qué accionar era más grave el del ERP o Montoneros?

En el fondo eran exactamente lo mismo eran divisiones o diferentes títulos que respondían a una concepción tal vez un poco distinta y se la puedo explicar el origen de los Montoneros era más bien católico no todos, más bien nacionalistas no todos, en cambio los del ERP eran desde el punto de vista religioso agnósticos, eran muy antiperonistas y además tenían personalmente los jefes del ERP un desprecio muy grande con relación al peronismo en general y con relación a Perón en particular.
Podemos decir que en cierta medida que el ERP era al radicalismo lo que los montoneros fueron al peronismo.

¿Cómo analiza a grupos subversivos de América Latina como Sendero Luminoso y los Tupamaros en Uruguay?

Respondieron a exactamente lo mismo pero adecuados a la realidad de sus respectivos países. Sendero Luminoso tiene una formación en la universidad, tiene una trayectoria muy sangrienta en los primeros pasos, casi le diría que más sangrienta que lo que sucedió en la Argentina, no digo en el Uruguay, que es un país más chico pero también tuvo su gran cantidad de muertos provocados por los tupamaros.
Los tupamaros tienen un origen muy similar al de todas las bandas que operaron en aquél momento hay una sola circunstancia que diferencia más a los peruanos del resto de las organizaciones, en el Perú el Partido Comunista apoyaba al terrorismo, apoyaba a la subversión, cuando digo el Partido Comunista me refiero a la línea de Moscú que es diferente a otras líneas internas que tenía el comunismo y la sigue teniendo hoy en día, con los matices y una adecuación a la circunstancia actual que lo hace diferente.
En cambio en Uruguay particularmente el Partido Comunista Uruguayo se opuso totalmente a la acción revolucionaria violenta.
En Argentina pasó algo similar pero, yo le diría, que habían vasos comunicantes, sí habían guerrilleros y caían presos buscaban el apoyo del Partido Comunista para lograr mejores condiciones personales, en el Uruguay también sucedió exactamente lo mismo.
La izquierda desde el punto de vista doctrinario e ideológico tenía muchas divisiones y subdivisiones, hoy mismo las tiene.
Hoy mismo hay diferentes corrientes internas, solamente están unificadas en función de un objetivo común, que es la toma del poder por la fuerza marginando completamente los mecanismos de lo que podemos llamar una democracia representativa, utilizan sí los beneficios de corte político, de corte jurídico que puede ofrecer un sistema democrático pero en los hechos se ocupan de luchar, están convencidos de alcanzar el poder mediante la acción de la fuerza.
Ahora es distinto yo diría que después de la difusión de las ideas del italiano Gramsci y después de haber soportado en carne propia la derrota en el campo de las armas, donde los han impulsado los consejos de Ernesto Guevara de la Serna, el Che Guevara, ahora buscan un camino distinto, buscan el camino de la penetración cultural, de la inserción en determinados sectores como en el arte, como en la vida pública, como en la política, a los efectos de hacer base y encontrar apoyo en los diferentes sectores de la sociedad.
El indigenismo que ahora está de moda con el tema de los mapuches en el sur del país y en la República de Chile han encontrado otras vías también para expresarse pero tienen mayor extensión, mayor profundidad el indigenismo en aquéllos países de Latinoamérica que tienen población de origen indígena.
En Argentina es muy poca y eso no anda, fíjese usted está mujer, Milagro Sala, en Jujuy es más bien una capitalista disfrazada, tiene 2 millones de pesos mensuales por parte del gobierno de Kirchner, tiene casi 30.000 planes trabajar de los cuales tiene una participación como puntero político, también maneja la droga, tiene estrecha relación con el aparato comercial del narcotráfico, especialmente su relación con Bolivia, por eso, no se puede tener una misma regla de interpretación para entender como fueron y como son cada uno de los movimientos terroristas.
Podemos establecer una síntesis: Hay terrorismo. El terrorismo tiene un perfil netamente de izquierda dentro de lo que podemos entender hoy como izquierda además hay un factor religioso, en la década del 70 se quiso penetrar en la Iglesia Católica creando lo que dio en llamarse tercermundismo, esa vía fracasó también, en la Argentina no llegaron a 500 los sacerdotes embargados en lo que se llamó la teología de la liberación y hoy quieren hacer un renacimiento de esa posibilidad, además, hay un nuevo factor que ha ingresado en la escena que es el islamismo.
Hay que reparar en un punto muy interesante, todos los movimientos pro islámicos en Europa, en EEUU, en Latinoamérica, son de izquierda con propuestas de izquierda, de izquierda tradicional, son concurrentes al proyecto abortista, son concurrentes a querer imponer por la fuerza, lo podríamos decir así, una situación de privilegio para los homosexuales, ya sean varones o sean mujeres, y todo tiene un denominador común, acá hay una gran división, la izquierda por un lado, la no izquierda por el otro, podría decirle la derecha por el otro.
Para los argentinos el vocablo de derecha es diferente al utilizado en todas partes del mundo, porque además responde a una realidad socioeconómica y valorativa, tiene un sentido determinado.
En la Argentina parecería que la gente tiene vergüenza de reconocerse como de derecha o de defender posiciones próximas. Fíjese lo que ocurre en los medios cuando un dirigente de izquierda o de las agrupaciones que defienden esa posición quieren insultar a otro con el cual discrepan, cualquiera sea el perfil de la persona con la cual discrepan, lo acusan de derechista y si quieren incrementar el insulto de fascista.
Sinceramente ni el acusado ni el que produce ese insulto sabe lo que es el fascismo y mucho menos lo han conocido.





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